Autor(es): Isabel Quiñónez
Resumen:En la Introducción a la edición española: La cultura popular en la Europa Moderna (Madrid, Alianza Editorial, 1991) Peter Burke expresa: Desde que este libro fue publicado hace ya una década, la investigación sobre la cultura popular ha pasado a ser un tema de máximo interés […] De hecho, desde el año de su edición han ido apareciendo valiosas contribuciones a los aspectos que se discuten en cada uno de los capítulos de este libro. Eso incluye estudios realizados por historiadores no sólo en y con respecto al Viejo Continente. Además, dice, la atracción creciente hacia la cultura popular la comparten, en gran medida sociólogos y estudiosos del folclore y la literatura. Ultimamente se han añadido a todos ellos los historiadores del arte y los antropólogos sociales, sin mencionar a los profesores de esa área tan difícil de definir, que en Gran Bretaña se conoce como “estudios culturales”. Entre todos ellos han producido un impresionante conjunto de trabajos. Como resultado de este esfuerzo, la cultura popular de la Europa moderna aparece, al menos para mí como algo diferente. Me siento muy satisfecho al ver que una porción importante de estos nuevos estudios utilizan el mío, y que algunos de mis conceptos, especialmente los de “reformq.” y “renuncia” de la cultura popular, han pasado a ser de ALSO general, a pesar de ciertos desacuerdos acerca de la cronología exacta de estas tendencias o de las explicaciones sobre ellas. Aunque sea imposible resumir en una frase todas “las sugerencias que se han heclw en estos diez años de debate”, el autor manifiesta que pueden concentrarse en: dos problemas o interrogantes básicos: el primero ¿qué es lo “popular”? y el segundo ¿qué es la “cultura”? Los historiadores de la cultura deberían (…) interesarse por los valores y símbolos dondequiera que se encuentren. Burke termina con una profesión de fe sobre la ‘”nueva historia cultural”, que brotaba a comienzos de la década de 1970: Los historiadores de la cultura deberían definirla, no en términos de áreas o “campos” particulares -tales como el arte, la literatura y la música- sino interesarse por los valores y símbolos dondequiera que se encuentren. ¿Cómo se recibió Popular Culture in Early Modern Europe en 1978, año de su primera edición? Cuatro comentaristas ofrecen una vista de aquel momento. Robert Muchembled, quien ese mismo año publicó Culture populaire et culture des élites dans la France moderne (XV-XVIII siecle). Essai (Flammarion, París). William Beik, que analiza simultáneamente la obra del francés y la del británico. Eugen Weber, que en 1976 vio la edición de su Peasants into Frenchmen. The Modernization oí Rural France (1870-1914)(Stanford University Press) y Ray B. Browne. Los textos que se presentan constituyen un tejido: Muchembled opina sobre Burke; Beik comenta a Burke ya Muchembled; Weber observa a Burke entrelazándolo con la versión condensada en inglés de Montaillou, aldea occitana (de 1294 a 1324), (George Braziller, Nueva York, 1978. Edición en español en Tauros ediciones, S. A., Madrid, 1981), de EmmanuelLe Roy Ladurie, con The Horse oí Pride. Liíe in a Breton Village, de Pierre-Jakez Hélias (Yale University Press, New Haven, 1978), su interés lo hace incluir, además, Writer and Public in France. From the Middle Ages to the Present Day, de Richard Lough (Oxford University Press, Oxford y Nueva York, 1978). Browne aúna el libro de Burke con el de Richard D. Altick: The Shows oí London: A Panoramic History oí Exhibitions, 1600-1862; en el mismo número del Journal oí Popular Culture Browne comentó tres libros notables de Victor E. Neuburg: Popular Literature: A History and Guide from the Beginning oí Printing to the Year 1897, Toward Education in Eighteenth Century England y Chapbooks: A Guide to Reíerence Material on English, Scottish and American Chapbook Literature oí the Eighteenth and Nineteenth Centuries. (Publicados inicialmente por The Wobum Press).