Autor(es): José María Portillo
Resumen: A finales de septiembre de 1821, dos de los hijos de don José Mariano Guridi y Alcocer y de doña Ana Sánchez Cortés Albarado, de San Felipe Ixtacuixtla, en la Muy Noble y Leal Provincia de Tlaxcala, protagonizaban, a su modo, un momento histórico. José María era secretario del ayuntamiento de México —desde hacía un año— y su hermano José Miguel era miembro de la diputación provincial y cura del Sagrario metropolitano; ambos estaban asistiendo desde un lugar de preferencia al nacimiento del Imperio Mexicano. Era la forma política que se daba la nación mexicana que arrancaba declarando “que es Nación soberana e independiente de la antigua España” con la que en lo sucesivo, se añadía, únicamente mantendría relaciones “en los términos que prescriben los tratados”, es decir, en el ámbito del ius gentium en el que se encontraban y trataban las naciones independientes. Contaba por entonces José María Guridi y Alcocer 51 años de edad, siete menos que su hermano José Miguel. Moriría éste siete años después, en 1828, tras protagonizar en el Congreso Constituyente el tránsito del imperio a la república federal, mientras José María viviría aún una década y pico más, viendo así pasar ante sus ojos el deterioro del sueño federal, aunque ahorrándole el destino el disgusto de ver al ejército estadounidense enseñoreándose por la ciudad a la que tantos años sirvió como secretario municipal, pues murió el 13 de noviembre de 1842. Entre 1821 y los años de sus respectivos fallecimientos no les había ido mal, pues murieron los dos con una posición económica más que desahogada, pero no debe perderse de vista que provenían de una familia muy venida a menos.